viernes, 15 de julio de 2011

Modernismo después de la Posmodernidad

DITORIAL: GEDISA

AUTOR: ANDREAS HUYSSEN
VALOR:

DISPONIBILIDAD: INMEDIATA

Tras el declive de los debates acerca del “posmodernismo” y el avance de la “globalización” como principales significantes de nuestro tiempo, los discursos sobre la modernidad y el modernismo han reaparecido con fuerza en el actual panorama intelectual. La provocativa ocurrencia de Lyotard de que cualquier obra de arte debe ser posmoderna antes de que pueda llegar a ser genuinamente moderna, se ha hecho realidad en unos sentidos que él apenas pudo prever. Los diversos artículos que conforman esta obra de Andreas Huyssen nos muestran que la modernidad y el modernismo, con todas sus complejidades históricas y geográficas, siguen siendo unos significantes clave para todo aquel que intente comprender de dónde venimos y adónde es posible que vayamos: del siglo XX al siglo XXI.

Tras una primera parte en donde se aborda la cuestión de un modernismo posterior a la modernidad en un campo geográficamente ampliado (por ejemplo en metrópolis como Barcelona y París, Praga y Viena, Berlín y Múnich, Londres y San Petersburgo; o en la obra de artistas como Guillermo Kuitca o Doris Salcedo), Andreas Huyssen desarrolla en el segundo bloque temático (con escritos sobre W. G. Sebald, las tercas imágenes del 11-S o los monumentos conmemorativos de Berlín y Nueva York) su interés no sólo por la política de la memoria tal como se manifiesta en los objetos culturales, sino también la relación entre historia y memoria, un tema que se ha convertido en una de las grandes manzanas de la discordia de nuestro tiempo, como ocurre en el caso de los intensos debates políticos, jurídicos y culturales sobre la Guerra Civil en España y la última dictadura militar en Argentina.

Como conclusión, Huyssen demuestra que el discurso sobre la memoria histórica traumática ya no se puede limitar a un país y sus fronteras. Como sucede con el propio discurso del trauma, este debate se ha convertido en algo fundamentalmente palimséstico y reiterativo, hasta el punto de que los múltiples discursos de la memoria histórica se entrecruzan y solapan en todo el mundo traspasando fronteras, rebotando los unos en los otros, bien ocultando y olvidando la propia memoria histórica, bien reforzándola.

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